LUDOFORMATIVÄS EN FDSÄ

OTRA HERRAMIENTA PARA EL DESARROLLO

En más de una ocasión hemos contado que, a #FDSA, no venimos solo a programar o hacer tareas de gestión, finanzas, logística o marketing. A FDSA venimos a aportar, a aprender, a crecer y desarrollarnos. Porque así es como mejor sale después todo. Y si podemos conseguirlo, es también gracias a eventos como las ludoformativas. Sesiones después del trabajo impulsadas y promovidas por la empresa para nuestro desarrollo profesional, pero también para el personal. Sesiones que no tienen por qué tener que ver con la programación; o sí. Dependiendo del interés de todos los que formamos esta empresa, los temas pueden ser unos u otros. Pero creedme cuando os digo que resultan muy, muy variopintos. 

Un día terminamos de trabajar y nos metemos en una sesión de física cuántica; al mes siguiente, en una de economía creativa y, al otro, en una de risoterapia.  Y creednos, todas nos aportan. Aunque eso es algo que, por supuesto, valoramos antes; toda FDSA considera si la ludoformativa es de interés y, cuando sale el sí, empieza la preparación.

La preparación es también cosa de todos. Alguien se pone en contacto con el ponente; otro prepara el material; otro gestiona el espacio… y así. 

Algo que me encanta de las ludoformativas es que pueden nacer dentro o fuera de FDSA, recogiendo lo mejor de cada casa. No solo vienen profesionales externos; si en cualquier momento alguien de dentro sabe de un tema en concreto y quiere compartir ese conocimiento y hacer de este algo de provecho para sus compañeros, se puede hacer. Y aquí es donde os cuento mi experiencia, la que he podido tocar con las yemas de los dedos —una que, digamos… «sutilmente», he introducido en el tercer párrafo de este artículo—: la ludoformativa que impartí el 23 de agosto de risoterapia.

Silvia Menéndez

Silvia Menéndez

Comenzaré diciendo que fue, sin duda, una experiencia inolvidable y muy enriquecedora. Para empezar, todas las ludoformativas se coordinan con la Tribu Personas, una encargada de potenciar el bienestar de los trabajadores —porque eso es lo que buscamos, bienestar—. Y desde el primer momento hasta el último, el camino que me llevó hasta materializarla fue rodado. Después lancé una encuesta que tuvo bastante aceptación; un par de correos electrónicos al equipo, y… ¡voilà! Todo listo.

O, bueno… no del todo. Porque idear una ludoformativa no es cosa de media hora. Después me preparé el tema, la presentación, las dinámicas, y me mentalicé. Porque quería, como queremos todos, lo mejor para el equipo. Aunque fuera la primera que impartía. 

¡Y ya está! Porque lo demás me pasó volando. Si os soy sincera, en un parpadeo. Lo pasamos todos tan bien, nos reímos tanto y aprendimos tanto juntos —porque, por supuesto, mi aprendizaje aumentó aquel día. Todo(s) suma(mos)—, que antes de que me diera cuenta estaba ya recogiendo feedback.

Por cierto… ¿sabíais que hay cientos de tipos de risa? La genuina, la simulada, la social… Bueno, eso es otro cantar. No será la última ludoformativa, tenemos aún carrete para rato. Mientras tanto y como siempre, seguiré creciendo. Aportando. Aprendiendo desde cerca, desde donde pasan las cosas.

Mientras tanto, también como siempre, seguiremos todos.

 

Silvia Menéndez